Es un test gráfico que consiste en la realización de un dibujo de la figura humana completa, en una hoja tamaño carta y a lápiz. Este dibujo permite analizar especialmente aspectos de la personalidad del sujeto en relación a su autoconcepto, a su imagen corporal y su estado emocional actual. Es de fácil aplicación y permite hacerlo en grupos sin límites de tiempo, lo cual facilita el desempeño de los niños en la prueba.
El dibujo de una persona ofrece un medio natural de expresión de las necesidades y conflictos de su cuerpo. Así, la figura dibujada es la persona y el papel en el cual dibuja representaría el medio ambiente.
Cada vez que un sujeto grafica una persona está haciendo una proyección de su propio Yo, en el que confluyen:
• Experiencias personales y sus representaciones psíquicas.
• Imágenes de estereotipo social y cultural que tienen un mayor o menor peso para el sujeto.
• Aceptación o no de su etapa vital
• Identificación y asunción del propio sexo.
• El grado de estabilidad y dominio de sí mismo.
• La figura graficada debe asemejarse en sus atributos e imagen al sujeto mismo, es como que ante ella deberíamos poder decir, es igual a el/ella.
Secuencia: El orden esperable a observar en la realización de la figura humana por el sujeto deberá ser el siguiente: contorno de cabeza, facciones del rostro (ojos, nariz boca etc.), cuello, hombros, tronco, brazos, manos, extremidades inferiores y pies.
Cualquier cambio en la secuencia indicará alguna perturbación psicológica u orgánica de menor a mayor conflicto que habrá que diagnosticar con el resto del análisis y demás técnicas.
El dibujo de una persona ofrece un medio natural de expresión de las necesidades y conflictos de su cuerpo. Así, la figura dibujada es la persona y el papel en el cual dibuja representaría el medio ambiente.
Cada vez que un sujeto grafica una persona está haciendo una proyección de su propio Yo, en el que confluyen:
• Experiencias personales y sus representaciones psíquicas.
• Imágenes de estereotipo social y cultural que tienen un mayor o menor peso para el sujeto.
• Aceptación o no de su etapa vital
• Identificación y asunción del propio sexo.
• El grado de estabilidad y dominio de sí mismo.
• La figura graficada debe asemejarse en sus atributos e imagen al sujeto mismo, es como que ante ella deberíamos poder decir, es igual a el/ella.
Secuencia: El orden esperable a observar en la realización de la figura humana por el sujeto deberá ser el siguiente: contorno de cabeza, facciones del rostro (ojos, nariz boca etc.), cuello, hombros, tronco, brazos, manos, extremidades inferiores y pies.
Cualquier cambio en la secuencia indicará alguna perturbación psicológica u orgánica de menor a mayor conflicto que habrá que diagnosticar con el resto del análisis y demás técnicas.
La proyección en el dibujo de la figura humana
Los métodos proyectivos permiten explorar las motivaciones internas del individuo que de otras formas no podrían expresarse, ponen al descubierto determinantes profundas y quizá inconscientes de la expresión de la personalidad, que difícilmente se manifestarían en la comunicación directa. Sin duda se puede dar por sentado que toda actividad creadora lleva el sello específico de los conflictos y necesidades que ejercen presión sobre el individuo que crea. La actividad despertada en respuesta a la expresión “dibuje una persona” es realmente una experiencia creadora según lo atestiguará el individuo que dibuja. La experiencia vasta y concentrada en dibujos de la figura humana indica una conexión íntima entre la figura dibujada y la personalidad del individuo que hace el dibujo.
“Cuando un individuo intenta resolver el problema contenido en la orden "dibuje una persona", se ve obligado a dibujar partiendo de algunas fuentes. Las figuras externas son demasiado variadas en sus atributos corporales y no se prestan por sí mismas para una representación espontánea, total y objetiva de una persona. En algún momento entra en un proceso de selección que implica identificación a través de la proyección y la introyección. El individuo debe dibujar conscientemente y sin duda inconscientemente, sobre su sistema total de valores psíquicos. El cuerpo, o el yo, es el punto de referencia más familiar en cualquier actividad. En el curso del desarrollo, hemos llegado a asociar las varias sensaciones, percepciones y emociones a ciertos órganos corporales. Esta asociación a los órganos corporales, a la percepción de la imagen del cuerpo conforme ésta se ha desarrollado de la experiencia personal, de algún modo debe guiar al individuo que dibuja en la estructura específica y el contenido de su hechura de una "persona". Por consiguiente, el dibujo de una persona, al implicar una proyección de la imagen del cuerpo, proporciona un vehículo natural para la expresión de las necesidades y conflictos de nuestro propio cuerpo. La interpretación afortunada del dibujo se ha adelantado sobre la hipótesis de que la figura dibujada de relaciona con el individuo que dibuja con la misma intimidad característica del porte de ese individuo, de su escritura o de cualesquiera otros de sus movimientos expresivos.
La interpretación
Cuando a un individuo se le pide que dibuje una persona completa, este se no escapa a los impulsos, ansiedades, conflictos y compensaciones característicos de ese individuo. De alguna manera, la figura dibujada es la persona, y la hoja corresponde al medio ambiente. Dibujar la figura humana es para el sujeto una situación que implica la proyección de sí mismo en el conjunto de los significados y actitudes del cuerpo que han llegado a quedar representados en la imagen de éste. En esta medida, se podría decir que la figura dibujada es una presentación del sujeto que dibuja.
El tamaño de la figura, el sitio en que se la ubica en la hoja, la rapidez del movimiento gráfico, la presión, la firmeza y la variabilidad del trazo empleado, la sucesión de las partes dibujadas, el porte, el uso del fondo o de los efectos de la base, la extensión de los brazos hacia el cuerpo o en dirección opuesta, la espontaneidad o la rigidez, si la figura está dibujada de perfil o de frente, todo esto hace parte de la presentación del sujeto. En el análisis también se da importancia a otros aspectos como: las proporciones de las partes del cuerpo, los rasgos incompletos, los detalles, los refuerzos, los borrones y cambios de líneas, el grado de simetría, la representación de la línea media y, sobre todo, la disposición de ánimo expresada en la cara o en la postura del dibujo.
La cabeza
Machover plantea que la cabeza es el centro importante de la localización del propio "yo". Generalmente se hace énfasis en las cabezas, excepto en los dibujos de los individuos neuróticos, deprimidos o socialmente retraídos. La cabeza es esencialmente el centro del poder intelectual, del dominio social y del control de los impulsos corporales. Es la única parte del cuerpo que está expuesta a la vista y, de esta forma, envuelta en las relaciones sociales.
La cara
Es la parte más expresiva del cuerpo, el centro más importante de la comunicación. La cabeza o la cara son las partes que se acepta dibujar de mejor gana y, subjetivamente, las más fáciles, y en los dibujos más toscos, a menudo las representadas con mejor habilidad. Los sujetos de todas las edades frecuentemente presentan la cara (o la cabeza) como el dibujo completo de una persona, en tanto que el tronco o cualquier otra parte de la figura, nunca es considerada en sí como representación de una persona. Los sujetos que dibujan la cabeza como rasgo último de su figura muestran trastornos de las relaciones interpersonales. La cara puede considerarse como el rasgo social del dibujo.
La boca
Esta aparece en los dibujos de los niños casi tan pronto como la cabeza. La boca, a semejanza de los otros rasgos faciales, ofrece un vasto campo para la proyección del dibujo. El énfasis en la boca puede expresarse mediante su omisión, refuerzo, tamaño especial, forma particular, sombreado, borrones o colocación fuera de sitio. El énfasis oral se nota en los dibujos de niños de poca edad, y en los individuos primitivos, regresivos, alcohólicos y deprimidos. Puesto que a menudo la boca es la fuente de satisfacción sensual y erótica, ella se destaca notablemente en los dibujos de individuos con dificultades sexuales.
Los ojos
Una parte considerable de la función de comunicación social que se atribuye a la cabeza se halla concentrada en los ojos del individuo. El ojo no solamente ha sido considerado como la "ventana del alma", que revela la vida interior del individuo, sino también como órgano básico para el contacto con el mundo exterior. "Ver para creer" es solo uno de los numerosos dichos que atestiguan la función central del ojo en la aceptación o el rechazo del mundo que nos rodea. Los ojos son el punto principal de concentración del senti-miento del "yo" y de su vulnerabilidad.
El cuello
Estructuralmente el cuello es el nexo entre el cuerpo y la cabeza. La representación de conflicto en el cuello que implica la falta de coordinación entre el impulso y el control racional, aparece en muchos dibujos, ya que el equilibrio entre la expresión de la individualidad y las restricciones impuestas por la sociedad es especialmente precario en un medio cultural contradictorio y complejo. La omisión del cuello se considera como un factor de inmadurez en los dibujos de los niños, de adultos deficientes e individuos regresivos.
Los rasgos del contacto
Forjamos nuestra imagen del "yo" debido a nuestros impulsos, nuestra conducta y la realidad que nos rodea; y la representación de la imagen del cuerpo en los dibujos tiende
a provocar la expresión gráfica de cualquier conflicto que pudiera experimentarse en cual-quiera de estas esferas. La imagen del cuerpo cambia con las enfermedades físicas y mentales, con las frustraciones y las alteraciones de la adaptación. La organización de toda la estructura corporal se desarrolla paulatinamente con el enriquecimiento e interiorización de la experiencia. La representación más universalmente detallada y hábil de la cabeza en relación con el cuerpo, en los dibujos de niños de poca edad y de indi-viduos degenerados, tiende a confirmar la lentitud con que se forja la imagen del cuerpo y la vulnerabilidad del mismo frente a las enfermedades mentales, los conflictos o la desorganización de la personalidad. El movimiento y el contado con el mundo exterior unifican la imagen del cuerpo.
Los brazos y las manos
Funcionalmente considerados, los brazos y las manos están cargados de significados psicológicos que se refieren primordialmente a la evolución del ego y a la adaptación social. Con los brazos y las manos nos alimentamos, nos vestimos, realizamos nuestros oficios, exploramos nuestro cuerpo y nos ponemos en contacto con las personas que nos rodean. Teniendo en cuenta estas implicaciones de mucho alcance en cuanto al papel de los brazos y las manos, no es de extrañar que tantos sujetos tengan dificultades en la proyección de tales partes en los dibujos. El rasgo más comúnmente omitido son las manos, siguiéndole, en orden, los pies. Si se dibujan las manos, a menudo pueden aparecer con imprecisión, o borrosas (falta de confianza en los contactos sociales, en la productividad o en ambas cosas), sugiriendo culpabilidad respecto a impulsos agresivos o a actividades de masturbación, las manos pueden aparecer fuertemente sombreadas.
La dirección de la colocación del brazo se considera de gran importancia para determinar el contacto del individuo con el medio ambiente.
Los dedos son muy importantes en el patrón que de la experiencia deriva una persona. Son los puntos reales de contacto, de suerte que, por ejemplo, sus huellas más que cualquiera otra parte determinada del cuerpo se utiliza para la identificación. Los dedos de las manos son tan importantes que cada uno de ellos tiene un nombre. También tienen importancia en el proceso de contar. Se destacan como proyecciones que generalmente están a la vista; son flexibles e instrumentos de manipulación.
Las piernas y los pies
Ya se ha mencionado que las piernas, y especialmente los pies, son fuentes de conflictos y dificultades en muchos dibujos. Examinando estas partes del cuerpo por su significado funcional, podemos comprender por qué, literalmente interpretada, la inseguridad en los pies se muestra en la mayoría de los dibujos con problemas. Además de la capacidad para el contacto, que las piernas y los pies comparten con los brazos y las manos, todos ellos conllevan la responsabilidad adicional de sostener y balancear el cuerpo propiamente dicho y de hacer posible la locomoción del mismo.
El tronco
A menudo el tronco se reduce a una simple unidad oblonga, cuadrada o circular. La figura redonda se ha asociado a los dibujos menos agresivos, menos desarrollados y más femeninos, en tanto que la figura que incluye ángulos se considera más masculina, conforme a los principios del movimiento expresivo que conciernen a toda clase de
proyecciones creativas.
Es la sede o asiento principal de los estados emocionales y de los impulsos que experimenta el sujeto.
Desde lo real es el gran coordinador de nuestro esquema corporal en tanto a él vienen a insertarse las demás partes que conforman el cuerpo físico, tales como el cuello, brazos y manos, la zona pélvica y las piernas. A la vez, en el tronco descansan la mayoría de nuestros órganos vitales, tales como el corazón, los pulmones, nuestro sistema digestivo; psicológicamente se trata de la sede o núcleo de nuestras emociones y lugar de intercambio con el exterior (pulmones).
Los hombros
El ancho y la solidez de los hombros se consideran la expresión gráfica más común de la fuerza física y de la perfección del cuerpo. En los dibujos de varones los hombros sólidos, relievados a expensas de otras partes de la figura, se observan en los adolescentes y con frecuencia en los individuos sexualmente ambivalentes a manera de super-compensación por los sentimientos de insuficiencia corporal. De la mujer que dibuja la figura de su propio sexo con hombros poderosos puede sospecharse que posee cierto grado de protesta masculina, si tal interpretación se corrobora.
Aspectos formales y estructurales
Tema
Comprobar si la figura dibujada es un estereotipo, una persona específica o una imagen de sí mismo.
Tamaño y colocación
Si está a la derecha es que se halla orientado por el entorno, indica que está del lado del futuro.
Si está a la izquierda, es que se halla orientado por si mismo. Indica que está del lado del pasado.
En la parte alta del dibujo se relaciona con el optimismo. Indica que está del lado de los ideales.
En la parte baja indica depresión. Abajo primitivo lo materno.
El tipo de línea
Las áreas de conflicto suelen destacarse por un cambio brusco de la línea.
La línea confusa la dan los individuos tímidos o inseguros y dicha línea es frecuentemente fragmentada.
El contorno de la cabeza dibujado con una línea fuerte y con rasgos confusos demuestra un fuerte deseo de participación social y timidez ante ello.
Sombreado
El sombreado se considera como una expresión de ansiedad. Sombrear con vigor puede sugerir agresividad y/o ocultamiento.
Borrones
Los borrones pueden ser considerados como una expresión de ansiedad. Al borrar por lo regular en vez de mejorase el dibujo se empeora, confirmándose así que borrar es un índice de conflicto.
Indicadores Emocionales
Para Koppitz los Indicadores Emocionales (IE) son signos clínicos que reflejan actitudes y características subyacentes de los niños en el momento de realizar sus DFH. Los IE revelan sentimientos y preocupaciones iguales o similares, y una misma actitud puede ser expresada por diversos IE. Señala que la presencia de dos o más indicadores emocionales es altamente sugestiva de problemas emocionales y relaciones personales insatisfactorias.
Además los define como aquellos signos objetivos que no están relacionados con la edad y maduración del niño, sino que reflejan sus ansiedades, preocupaciones y actitudes. Así mismo señala que un indicador emocional es definido aquí como un signo en el DFH que puede cumplir tres criterios siguientes:
Debe tener validez clínica, es decir, debe poder diferenciar entre los DFH de niños con problemas emocionales de los que no los tienen.
Debe ser inusual y darse con escasa frecuencia en los DFH de los niños normales que no son pacientes psiquiátricos, es decir, el signo debe estar presente en menos del 16 por ciento de los niños en un nivel de edad dado.
No debe estar relacionado con la edad y la maduración, es decir, su frecuencia de ocurrencia en los protocolos no debe aumentar solamente sobre la base del crecimiento cronológico del niño.
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