Cada vez es mayor el número de profesores que admiten padecer o haber padecido estrés como consecuencia de su trabajo en las aulas. Ante la afirmación, el resto de profesionales suelen tener un mismo pensamiento: “¿Y quién no tiene estrés en su trabajo si todos estamos sometidos a unas condiciones de precariedad terribles, dedicamos más de 40 horas semanales y vivimos bajo una presión continua? ¿Por qué parece que los decentes sean los únicos que padecen este mal?”
En gran parte se les da mayor importancia porque de ellos depende el futuro de la sociedad. Los profesores son los que enseñan a los jóvenes que mañana tendrán que hacer que funcione un mundo, por eso preocupa especialmente su salud. Además, el estrés laboral en las aulas es un fenómeno que va in crescendo en los últimos años y la principal razón es el comportamiento de los escolares.
El aumento de la presión sobre la actividad docente, así como la necesidad de adaptación constante a las necesidades específicas de cada uno de los alumnos, tienen un impacto evidente sobre la salud de los docentes que llegan al extremo de provocar trastornos tanto físicos como psíquicos.
El estrés es uno de los factores resultantes de esa presión que afecta a la salud y a la calidad de vida de los docentes y a la de las organizaciones educativas en la que éstos se integran. Las consecuencias del estrés pueden manifestarse en un deterioro psíquico y físico de los docentes, que a la vez repercutirá en las organizaciones educativas en forma de absentismo laboral, abandonos de la profesión, disminución en el rendimiento, pérdida de la calidad docente.
El estrés en los docentes surge como consecuencia de las múltiples y diversas demandas que recibe y, también, de las responsabilidades derivadas de su trabajo diario. En el día a día de la actividad docente hay actualmente una excesiva variedad de tareas por asumir que favorecen tanto la incapacidad para delegar en otros como la incapacidad para establecer prioridades en la larga lista de cosas a hacer. Si a todo ésto le añadimos la falta de tiempo para poder hacer revisiones de lo ya hecho vemos como el desempeño y rendimiento del trabajo se resienten. Y reconozcamos también que no siempre la actividad docente disfruta de unos espacios con condiciones adecuadas, o con una correcta distribución del tiempo. Así pues, no es de extrañar que nos encontremos con un bajo nivel de satisfacción en un sector más o menos amplio de nuestros docentes.
Todo ello nos lleva al estrés con sus correspondientes alteraciones en la salud mental y física. Es cuando aparecen la ansiedad, la irritabilidad, la disminución en la capacidad de procesar la información, la incapacidad para tomar decisiones, los cambios en el comportamiento, variaciones en el estado anímico, los trastornos del sueño y los de adaptación. Estos síntomas llevados al extremo provocan la aparición de crisis depresivas que pueden conducir, incluso, al deseo de querer suicidarse. Cuando ésto se manifiesta en los docentes, es cuando la organización educativa también se resiente en su quehacer diario pues sufre las consecuencias en forma de absentismo laboral, de fallos en la comunicación, del deterioro de las relaciones con los otros compañeros y con las familias.
PRINCIPALES PROBLEMAS A LOS QUE SE ENFRENTA EL DOCENTE
Los retos docentes de hoy en día se encuentran centrados en dar una respuesta adecuada a la diversidad, conseguir una educación centrada en el alumno y sus necesidades sociales, intentando mantener una buena eficacia docente. En ocasiones, la conjunción de todos estos factores sobrepasan al docente.
CAUSAS DEL ESTRÉS DOCENTE
En la cotidianeidad, el profesor se ve obligado a mantener la atención del alumno; ha de responder inmediatamente a preguntas, a veces impertinentes, o actitudes agresivas de alumnos; ha de estar alerta y manifestar actitudes dialogantes ante situaciones de conflicto con los padres u otros compañeros, y mantener un nivel adecuado de eficacia docente.
Las fuentes de estrés en los centros educativos son muchas, diversas y con efecto acumulativo:
ü Falta de colaboración de las familias
ü Diversidad de necesidades educativas
ü Problemas de disciplina de los alumnos
ü Falta de motivación y de interés
ü Falta de reconocimiento social
ü Escasez de recursos materiales, espaciales y personales
ü Escasa promoción del profesorado
ü Innovaciones educativas sin formación previa
Conflictos entre compañeros
ü Implantación de las nuevas tecnologías
ü Etc.
De entre todas las causas, se pueden destacar: el estar pendiente del comportamiento de los alumnos, intentar captar su atención y controlar su comportamiento, tratar con la diversidad de necesidades educativas de un grupo clase, intentar motivar a los alumnos en el estudio, afrontar a los alumnos indisciplinados, superar los conflictos entre compañeros y tratar con los padres.
" El estrés docente surge al producirse un desequilibrio entre los objetivos pedagógicos que se pretenden y los recursos, tanto personales, materiales u organizativos, de que se dispone"
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