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Blog relacionado al trabajo en Aula Integrada, unidad operativa del área de dificultades de aprendizaje de la modalidad de Educación Especial.

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sábado, 26 de febrero de 2011

LA EPILEPSIA


La epilepsia es un trastorno provocado por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona del cerebro. La persona afectada puede sufrir una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva. A esto se le llama "ataque epiléptico".
Para considerar epiléptico a alguien, los ataques deben repetirse con cierta frecuencia (ataques recurrentes). La epilepsia tiene su origen en unos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro; por esta razón, se trata de una afección neurológica. Dicha afección no es contagiosa ni está causada por ninguna enfermedad o retraso mental. Algunas personas con retardo mental pueden experimentar ataques epilépticos, pero tener estos ataques no implica necesariamente el desarrollo de una deficiencia mental. 
Causas
La epilepsia puede aparecer a causa de una lesión o una cicatriz cerebral, en muchos casos producidas durante el nacimiento o inmediatamente después de nacer. Otro tipo de epilepsia se denomina idiopática (de origen desconocido) y no tiene ninguna señal cerebral y que, por tanto, no puede conocer la causa de sus ataques epilépticos. A pesar de ello, es posible que esté provocada por algún tumor o malformación cerebrales, por otras enfermedades como la meningitis  y la encefalitis, etc.
Las personas que tienen epilepsia sin indicios acostumbran a tener su primer ataque entre los 2 y los 14 años de edad. La epilepsia es un trastorno con muchas causas posibles. Cualquier cosa que impida o distorsione el patrón de actividad neuronal normal puede conducir a la aparición de una crisis epiléptica. Se ha observado que algunas personas epilépticas tienen una cantidad más alta de neurotransmisores activos (sustancias encargadas de conducir el impulso nervioso entre las neuronas), lo cual incrementa la actividad neuronal. En otros se ha observado una cantidad baja de inhibidores de dichos neurotransmisores, lo cual también aumenta la actividad neuronal. En ambos casos aparece la epilepsia.
  • Predisposición hereditaria. Es más probable que una persona tenga convulsiones si sus padres han padecido crisis convulsivas. Actualmente se está tratando de localizar el gen responsable de las crisis convulsivas.
  • Estado de maduración del cerebro. Aún entre las diferentes edades pediátricas, hay una enorme diferencia en la frecuencia de convulsiones infantiles. En la etapa prenatal el umbral es muy alto y las crisis poco frecuentes; en el recién nacido (primeros 30 días) el umbral es bajo y las crisis frecuentes. Entre los dos y cinco años el umbral va aumentando hasta que alcanza el nivel máximo a los cinco años. De esto se podría deducir que la maduración cerebral por sí sola modifica la frecuencia de las crisis convulsivas. También se puede pensar que los síndromes epilépticos en niños son completamente diferentes a los de los adultos.
  • Existencia de lesión cerebral. El cerebro puede estar programado para desarrollarse normalmente, pero puede sufrir lesiones durante el embarazo, el nacimiento o más adelante. Las lesiones pueden deberse a tumores cerebrales, alcoholismo u otras drogas, Alzheimer, meningitis, encefalitis, SIDA, ciertas alergias, etc., porque todo ello altera el normal funcionamiento del cerebro. Los ataques al corazón, infartos y enfermedades cardiovasculares también influyen en la aparición de un ataque epiléptico porque privan al cerebro de oxígeno.
  • Reparaciones incorrectas. En algunos casos, el cerebro intenta reparar los daños causados, pero puede generar conexiones neuronales anormales que podrían conducir a la epilepsia. ¿Por qué se producen los ataques epilépticos?

Síntomas de Epilepsia

En el estado epiléptico (status epilepticus), el más grave de los trastornos convulsivos, las convulsiones no se detienen. El estado epiléptico es una urgencia médica porque la persona tiene convulsiones acompañadas de intensas contracciones musculares, no puede respirar adecuadamente y tiene extensas (difusas) descargas eléctricas en el cerebro. Si no se procede al tratamiento inmediato, el corazón y el cerebro pueden resultar permanentemente lesionados y puede sobrevenir la muerte.
Las convulsiones epilépticas a veces se clasifican según sus características. Las convulsiones parciales simples se inician con descargas eléctricas en un área pequeña del cerebro y estas descargas permanecen limitadas a esa zona. Según la parte afectada del cerebro, la persona experimenta sensaciones anormales, movimientos o aberraciones psíquicas. Por ejemplo, si la descarga eléctrica se produce en la parte del cerebro que controla los movimientos musculares del brazo derecho, éste puede presentar espasticidad muscular intensa y contracciones. Si ocurre en lo más profundo del lóbulo anterior (la parte del cerebro que percibe los olores), la persona puede sentir un olor placentero o desagradable muy intenso. La persona con una aberración psíquica puede experimentar, por ejemplo, un sentimiento de «déjà vu», por el que un entorno desconocido le parece inexplicablemente familiar.
En las convulsiones jacksonianas, los síntomas se inician en una parte aislada del cuerpo, como la mano o el pie, y luego ascienden por la extremidad al mismo tiempo que la actividad eléctrica se extiende por el cerebro. Las convulsiones parciales complejas (psicomotoras) se inician con un período de uno o dos minutos durante el cual la persona pierde contacto con su entorno. La persona puede tambalearse, realizar movimientos involuntarios y torpes de brazos y piernas, emitir sonidos ininteligibles, no entender lo que los demás expresan y puede resistirse a que le presten ayuda. El estado confusional dura unos minutos y se sigue de una recuperación total.
Las crisis convulsivas (gran mal o convulsiones tónico-clónicas) se inician en general con una descarga eléctrica anormal en una pequeña área del cerebro. La descarga se extiende rápidamente a las partes adyacentes del cerebro y causan la disfunción de toda el área. En la epilepsia primaria generalizada, las descargas anormales recaen sobre un área amplia del cerebro y causan una disfunción extensa desde el principio. En cualquier caso, las convulsiones son la respuesta del organismo a las descargas anormales. Durante estas crisis convulsivas la persona experimenta una pérdida temporal de consciencia, espasticidad muscular intensa y contracciones en todo el cuerpo, giros forzados de la cabeza hacia un lado,rechinar de dientes (bruxismo) e incontinencia urinaria, Después, puede tener sefalea, confusión temporal y fatigabilidad extrema. Habitualmente la persona no recuerda lo sucedido durante la crisis.
El pequeño mal (crisis de ausencia) suele iniciarse en la infancia antes de los 5 años de edad. No produce convulsiones ni los demás síntomas dramáticos del gran mal. En cambio, la persona tiene episodios de mirada perdida, pequeñas contracciones de los párpados o contracciones de los músculos faciales que duran de 10 a 30 segundos. La persona está inconsciente, pero no cae al suelo, no se produce colapso ni presenta movimientos espásticos.

Prevención

Muchos casos de epilepsia secundaria a traumatismos se pueden prevenir haciendo uso de los cinturones de seguridad en los vehículos y de cascos en las bicicletas y motos; poniendo a los niños en asientos adecuados para coches y, en general, tomando las medidas de precaución necesarias para evitar traumatismos y daños en la cabeza. Seguir un tratamiento después del primer o segundo ataque también puede prevenir la epilepsia en algunos casos. Unos buenos cuidados prenatales, incluyendo el tratamiento de la tensión alta e infecciones durante el embarazo, pueden prevenir daños cerebrales durante el desarrollo del bebé, que conduzcan a una posterior epilepsia u otros problemas neurológicos.
El tratamiento de enfermedades cardiovasculares, tensión alta, infecciones y otros trastornos que puedan afectar al cerebro durante la madurez y la vejez también puede prevenir muchos casos de epilepsia en adultos. Por último, identificar los genes implicados en muchos trastornos neurológicos puede ofrecer oportunidades para un estudio genético y un diagnóstico prenatal que puede prevenir muchos casos de epilepsia.

Diagnósticos
Hay tres métodos principales de diagnóstico de la epilepsia:
  • Historia personal y médica del paciente . El médico la realiza obteniendo toda la información posible que pueda darle el afectado (características de los ataques epilépticos, qué le pasa momentos antes de que comience el ataque, etc.). Además añade otra, más científica, sobre la evolución de la persona (cómo le va el tratamiento, otras pruebas realizadas y sus resultados, etc.)
  • Electroencefalograma . Se hace con una máquina que proporciona, dibujando unas líneas ondulantes, las señales eléctricas que llegan desde las células del cerebro. Con el electroencefalograma, el médico descubre si hay circunstancias cerebrales especiales que expliquen por qué se producen los ataques epilépticos. No obstante, el electroencefalograma no siempre muestra que haya indicios de epilepsia, porque a veces los cambios eléctricos se producen en zonas muy profundas del cerebro; en otras ocasiones, en el momento de hacer el electroencefalograma no se está produciendo ningún cambio.
  • Tomografía computerizada. Consiste en otra máquina que hace una serie de fotografías de los diferentes niveles del cerebro, con las que se puede ver si existe en él algún bulto, cicatriz, marca o cualquier otra condición que pueda estar causando los ataques.

Tratamientos

Un diagnóstico cuidadoso y exacto del tipo de epilepsia que padece el enfermo es fundamental para encontrar un tratamiento efectivo. Hay muchas formas diferentes de tratar la epilepsia. Los tratamientos actuales pueden controlar los ataques, al menos durante cierto tiempo, en aproximadamente un 80% de los pacientes con epilepsia. Sin embargo el 20% restante de los pacientes epilépticos tienen ataques que no se pueden tratar adecuadamente con los medios disponibles actualmente, por lo que se hace absolutamente necesario una mejora en los tratamientos o la aparición de otros nuevos.
Las posibilidades de tratamiento de la epilepsia son la medicación, la cirugía y una dieta alimenticia específica. La mayoría de las veces, lo que se aplica es una combinación de las dos o de las tres modalidades.
  • Medicamentos. Actualmente hay un gran número de medicamentos para personas epilépticas, cada uno de los cuales es apropiado para los diferentes tipos de ataques con diferentes efectos benéficos y efectos secundarios. La medicación para la epilepsia tiene una condición muy importante. Más que en ningún otro caso, se deben seguir al detalle las instrucciones que dé el médico, referentes a cómo tomar los fármacos, el momento del día, acompañados de la ingestión de alimentos o no... La razón principal es que lo primero es lograr que el organismo alcance un nivel general favorable a la prevención de este trastorno.
Posteriormente, la elección de otros medicamentos y sus dosis se tienen que ir ajustando a las condiciones de cada persona afectada. Se considera que el paciente "está curado" de las crisis convulsivas cuando se ha logrado un control completo de las crisis durante un período mayor de 2 años.
El período de mayor riesgo de recaídas en las crisis son los primeros 6 meses después de suspender la medicación. Algunos factores que aumentan la posibilidad de reaparición de las crisis después de un control completo están relacionados con:
  • Período prolongado de crisis convulsivas (más de 6 años) antes de lograr el control completo de las crisis
  • Crisis frecuentes, más de 2 por mes, antes de lograr el control completo.
  • Déficit neurológico evidente
  • Retraso mental
  • Crisis convulsivas mixtas
  • Descargas convulsivas persistentes en el electroencefalograma al finalizar el período de dos años de control de las crisis.
Para la mayoría de pacientes epilépticos, los ataques pueden ser controlados con un único medicamento, administrado en la dosis y forma adecuadas. Debido a que la combinación de varios medicamentos amplifica los efectos secundarios, sólo se prescribe en aquellos casos en que el control de los ataques es imposible con un único medicamento.
  • Alimentación. Cuando los medicamentos no dan resultado, una alternativa o complemento al tratamiento puede ser una dieta rica en grasas y baja en hidratos de carbono y proteínas, que el médico o un dietista profesional también indicará y ajustará a las necesidades personales. Esta dieta especial se llama cetogénica, porque dichos alimentos, una vez ingeridos y asimilados, se convierten fácilmente en una sustancia química que se llama cetona.
  • Cirugía. La intervención en quirófano es otra alternativa de tratamiento, pero sólo se escoge tras realizar al paciente un detallado análisis. El objetivo de la operación es quitar la parte de tejido cerebral que esté dañada para que los ataques no se sigan produciendo. Pero los médicos tienen que considerar antes si la lesión es accesible (si pueden llegar a ella sin dañar otras partes del cerebro) y, sobre todo, si se trata de un tejido que no cumple ninguna función importante, pero que provoca los trastornos epilépticos.
Otros datos
El desarrollo de los trastornos epilépticos dependen de muchos elementos, desde la edad en que empiezan, hasta la rapidez con que se detectan como convulsiones propias de esta enfermedad y del tratamiento que se recomienda. Algunas formas de presentación de los ataques son realmente leves y llegan a desaparecer. Otras, que pueden considerarse algo más serias, no desaparecen, pero sí permiten llevar una vida prácticamente normal con un control regular mínimo.
Asimismo, también es importante el tipo de lesión cerebral que provoca las convulsiones y demás síntomas. El hecho de presentar ataques de asma más o menos frecuentes no quiere decir necesariamente que la lesión que se tenga vaya a empeorar a causa de los mismos. La mayoría de las veces la gravedad de la epilepsia está en la propia lesión cerebral. Aun así, la historia de la enfermedad de la que los médicos disponen actualmente reúne los conocimientos necesarios para saber con certeza qué clase de epilepsia sufre un paciente y cuál es el mejor.

Actuación frente a las crisis
Qué se debe hacer
  • Lo ideal es tratar de echar a la persona en el suelo, porque si no terminará cayendo por sí misma con el consiguiente riesgo de lesión.
  • Si el enfermo ya se está medicando, lleva siempre consigo unas pastillas, tabletas o similar y ha informado de ello a los que se encuentran con él en el momento del ataque, habrá que introducirle el fármaco en la boca antes o después de que se produzca la crisis (durante la crisis no tiene sentido porque el proceso digestivo se detiene).
  • Hay que tener mucho cuidado al acercarse al enfermo, porque incluso estirado en el suelo despliega una fuerza inconsciente fuera de lo normal y puede dar golpes con cualquiera de las extremidades.
  • Se deben apartar de inmediato todos los objetos que puedan estar a su alrededor, porque podría alcanzarlos y golpear o golpearse con ellos.
  • Uno de los movimientos incontrolados que realice será probablemente con la boca, así que hay que tratar de ponerle entre los labios un objeto alargado y duro (un palo, por ejemplo), para que no se muerda la lengua ni los labios, que pueden terminar seriamente dañados.
  • Para que no se golpee la cabeza contra el suelo durante las convulsiones, se le puede colocar debajo de la nuca un almohadón, o bien una prenda de ropa doblada.
  • No hay que tratar de trasladar a la persona mientras sufre el ataque. Lo mejor es esperar a que éste pase. Si las convulsiones se prolongan más de cinco minutos, o se sabe con certeza que se trata de una persona diabética o embarazada, lo que se debe hacer es avisar a una ambulancia). Una vez superado el ataque epiléptico, el enfermo no recordará qué le ha pasado y se sentirá muy confuso; no hay que dejarle sólo, porque es posible que no recuerde dónde está o dónde vive.
Qué no se debe hacer
  • No es necesario realizar respiración artificial.
  • Los cambios de coloración de la piel se producen a causa de la reactividad de los vasos cutáneos.
  • No hay riesgo de que el niño se ahogue con su lengua.
  • Los ruidos se deben a la falta de coordinación de la respiración y al aumento de secreciones.
  • No se debe sacudir o golpear al epiléptico.
  • La crisis comienza y se interrumpe de forma espontánea.
  • No hay que ponerle alcohol en la frente.
  • No hay razón para frotarle la frente con alcohol.
  • Esta medida no tiene ninguna utilidad para controlar las crisis convulsivas, y en cambio se corre el riesgo de que se produzcan lesiones químicas si el alcohol entra en contacto con los ojos.
  • No es útil administrarle medicamentos por la boca.
  • El epiléptico está inconsciente, el mecanismo para tragar está falto de coordinación en ese momento. Además, los medicamentos anticonvulsivos no hacen efecto inmediatamente; los cambios en el control de las crisis se aprecian cuando los fármacos ya han llegado a la sangre en cantidades suficientes y tras 7 días como mínimo.
  • Pasada la crisis no se necesita ningún sedante.
  • Una vez que el epiléptico deja de convulsionarse y está dormido, ya no es necesario. Los medicamentos que se usan para interrumpir las crisis son sedantes de acción corta (su efecto dura entre 20-40 minutos), por lo que una vez pasada la crisis no tienen utilidad.
Cómo enfrentarse a la enfermedad
Aspectos psicológicos: El primer ataque epiléptico suele ser un duro golpe para la persona y para sus familiares desde el punto de vista psíquico. Sin embargo, este primer efecto puede reducirse si el enfermo cuenta con el apoyo necesario. La intervención del especialista en neurología, con una atención personalizada y un diagnóstico adecuado que tengan como finalidad educar sanitariamente al paciente sobre el trastorno son de vital importancia.
La información bien transmitida sobre lo que le pasa le ayudará a comprender, asimilar y, finalmente, ser capaz de controlar la repetición de los ataques. El paciente tiene que exigir esta información y dejar bien clara su intención de colaborar. La finalidad última de todo esto es conseguir una calidad de vida lo más alta posible y, con ella, la autosuficiencia que al principio parece que se ha perdido. La persona afectada no tiene que avergonzarse ni dudar en pedir ayuda a un psicólogo o a un psiquiatra. Este otro tipo de asistencia médica puede ser tan imprescindible como la del médico especialista.
El domicilio de un epiléptico, así como otros lugares que frecuente, deberían estar mínimamente adaptados:
  • Una medida de precaución sería proteger las esquinas de los muebles con espuma para que no pueda golpearse con ellos durante un ataque.
  • La cocina y el cuarto de baño son lugares donde casi siempre hay objetos cortantes y superficies muy duras, como el mármol. Por eso es importante eliminar o tener guardados objetos con los que pueda dañarse, utilizar cubiertos de plástico siempre que sea posible y evitar que el suelo esté mojado o resbaladizo (manchas de aceite, jabón derramado, etc.).
  • Es recomendable que las puertas del baño se abran hacia fuera, en lugar de hacia dentro, para que, en caso de que la persona caiga contra la puerta, los demás puedan abrirla.
  • También es recomendable no cerrar la puerta del baño; como alternativa, se puede colocar un cartel en el que ponga "ocupado".
  • Las alfombras pequeñas y los objetos tirados por el suelo pueden hacerle resbalar durante un ataque, o bien provocarle una caída que desemboque en un ataque.
  • Cuando se realicen actividades deportivas, se debe evitar hacerlas en los momentos más calurosos del día y protegerse siempre la cabeza con casco para evitar daños. Algunas actividades, como la natación, deben practicarse con otras personas alrededor.
  • Para evitar acalorarse, es necesario utilizar escales mecánicas o ascensores en el metro o edificios. Si hace demasiado calor, se recomienda no salir a la calle sin compañía.
  • En el lugar de trabajo también hay que mantener unas normas de seguridad adicionales. El personal de la empresa debe estar informado del problema de su compañero o compañera.
Expectativas para el afectado: El desarrollo de los trastornos epilépticos depende de muchos elementos, desde la edad en que empiezan, hasta la rapidez con que se detectan y el tratamiento que se recomienda. Algunas formas de presentación de los ataques son realmente leves y llegan a desaparecer. Otras, que pueden considerarse algo más serias, no desaparecen, pero sí permiten llevar una vida prácticamente normal con un control regular mínimo.
Asimismo, también es importante el tipo de lesión cerebral que provocan las convulsiones y demás síntomas. El hecho de presentar ataques más o menos frecuentes no quiere decir necesariamente que la lesión que se tenga vaya a empeorar a causa de los mismos. La mayoría de las veces la gravedad de la epilepsia está en la propia lesión cerebral. Aun así, la historia de la enfermedad de la que los médicos disponen reúne los conocimientos necesarios para saber con certeza qué clase de epilepsia sufre un paciente y cuál es el mejor método de tratamiento. 

Información extraida de: 
http://www.dmedicina.com/enfermedades/neurologicas/epilepsia

EL ASESOR PEDAGÓGICO

Los asesores pedagógicos son profesionales encargados de ayudar, asesorar como su palabra indica, a toda persona implicada en el proceso educativo con el fin de mejorar la práctica educativa de estos. Aunque no existe una definición clara del papel de los asesores, podemos realizar una aproximación a ella. Aunque aparentemente estas funciones que realiza las pueden realizar personas que no son asesores, el asesoramiento es más que eso, se trata de un conjunto de prácticas de apoyo que se desarrollan con distintos propósitos, con diversas estrategias. Lo cierto es que muchos profesionales que, sin ser asesores, han ido desarrollando este papel, adquiriendo el perfil de asesores.
Una de las funciones claves del asesor es trabajar con las personas implicadas en el proceso educativo con el fin de mejorar las relaciones que se dan entre estos y mejorar al mismo tiempo la organización del trabajo en el sistema. Podemos hablar del rol de asesor como una dualidad, por una parte se habla de rol como serie de expectativas de comportamiento que se le exigen a este al ocupar una posición social determinada y, por otro lado, se habla del rol como papel que surge al ocupar un determinado escenario.
Son profesionales que apoyan, asesoran y estimulan a  los profesores y a sus propuestas curriculares, por todo ello, son reconocidos y ayudados por todos los profesionales de la educación. El asesoramiento puede entenderse como el proceso por el que dos o más profesionales deciden establecer una relación con la finalidad de dar o recibir algún tipo de ayuda, apoyo o asistencia. Para Gray (1998), esta ayuda es proporcionada por personas que tienen un determinado catalogo de conocimientos y capacidades, y la relación se establece con la pretensión de ayudar a los miembros de una organización a comprender más claramente sus objetivos. 
El asesor principalmente trabaja con profesionales de educación , donde su función primordial sería hacer renovaciones, adaptaciones, orientaciones, algún tipo de ayuda, apoyo o asistencias dentro del sistema educativo, donde todo es para la finalidad de conseguir una mejora en la práctica y en el desarrollo educativo.
Con respecto a la heterogeneidad y la multiplicidad del asesoramiento en educación se puede decir que el asesoramiento es un campo muy abierto que no constituye un único tipo de prácticas de apoyo, sino más bien un conjunto heterogéneo que se desarrollan en distintos escenarios y con propósitos, agentes y estrategias diversas, por ello se refiere a que tiene multiplicidad, ya que no se centra en un contexto determinado, modelo, enfoque, sino que va extrapolando y contrastando de todos y se va adaptando según las necesidades que se van encontrando.
Lo más importante es entender que el rol del asesor lo va construyendo él mismo, a medida que interactúa con los iguales, las expectativas que mantiene el profesorado y las escuelas, por lo que podemos decir que el papel del asesor no se trata de algo que esté marcado, que debe ser de una manera o de otra, sino que se trata de un papel que se va adquiriendo a medida que se trabaja y se adquiere según las expectativas que este tenga, según las relaciones que mantenga en el sistema, unos roles que se aprenden en la misma práctica educativa, en la interacción social, él negociará su propio rol en función de sus expectativas y exigencias. Otra característica importante en la formación del rol es la existencia en la escuela de las distintas culturas, por lo que estamos hablando de una escuela fragmentada, donde se dan conflictos entre grupos que poseen diferentes intereses y distintas relaciones de dominio, unas relaciones de poder y de resistencia.
Funciones del Asesor Pedagógico
 Colaborar activamente en el diseño del Proyecto Educativo Institucional.
 Realizar visitas periódicas al aula.
 Elaborar registros de observación y realizar informes.
 Elaborar pautas de trabajo para la realización de la planificación.
 Demandar la entrega de las planificaciones acorde a plazos establecidos.
 Evaluar la planificación y realizar informes al docente, en el que incluirá, en caso de considerarlo necesario, recomendaciones para su reformulación.
 Realizar informes de seguimiento, triangulando información entre la observación, la planificación y el Proyecto Educativo Institucional.
 Controlar el registro de los datos cuantitativos y cualitativos demandados acorde a la función delimitada de los diferentes actores.
 Encomendar a las/os auxiliares docentes tareas académicas acordes a las necesidades del establecimiento en consonancia con su carácter de profesional de la educación.
 Dejar constancia de lo actuado y del estado de situación.
 Remitir información a la dirección para su conocimiento y consideración.
 Elaborar propuestas didácticas-metodológicas para la mejora de la calidad de los aprendizajes acorde a las dificultades observadas. Evaluar su puesta en práctica e impacto. Elaborar informes.
 Convocar reuniones periódicas del personal docente para evaluación conjunta respecto a la marcha del proceso educativo.
 Favorecer la socialización de propuestas y proyectos innovadores exitosos.
 Archivar copia de las actuaciones en la que conste su firma y la de notificación del interesado.
 Mantener vínculos de colaboración con la Coordinación de Área en el marco de lo pedagógico didáctico. 

Perfil del Asesor pedagógico:  
http://www.enlaescuelademabel.com/actividades-especiales-en-el-aula-de-cla-se/perfil-del-coordinador-pedagogico.php

SINDROME DE BURNOUT

El síndrome de Burnout se describe como un estado de decaimiento físico, emocional y mental, caracterizado por un cansancio, sentimiento de desamparo, desesperanza, vacío emocional, y por el desarrollo de una serie de actitudes negativas hacia el trabajo, la vida y la gente. Es una situación que experimentan algunos profesionales de instituciones que trabajan con personas, y que se caracteriza por un agotamiento emocional debido a una implicación excesiva en su trabajo, llegando a ser ineficaces para el desempeño adecuado de su trabajo.
¿A quienes afecta?
Afecta especialmente a aquellas profesiones caracterizadas por una relación constante y directa con personas, más concretamente en aquellas profesiones que mantienen una relación de ayuda: médicos, enfermeros, maestros, policías... y en frecuentemente, en aquellas profesiones que suponen una relación cercana intensa con los beneficiarios del trabajo.
El perfil de la persona vulnerable al Burnout se caracteriza por elementos tales como elevada autoexigencia, baja tolerancia al fracaso, necesidad de excelencia y perfección, necesidad de control, y un sentimiento de omnipotencia frente a la tarea. Esto hace que estas personas piensan de la siguiente manera: "Sólo ellas, y nadie más que ellas, pueden hacer las cosas tan bien". La relación con la sobrecarga emocional es indudable. Los factores asociados son insatisfacción marital, relaciones familiares empobrecidas, faltas de tiempo de ocio y una baja en la actividad física, junto con insatisfacción permanente y sobrecarga en la agenda laboral. En síntesis, a estas personas, víctimas del síndrome de Burnout, les resulta casi imposible disfrutar y relajarse.
También las personas víctimas de violencia intrafamiliar generalmente adoptan, una conducta dependiente y demandante, hacia quienes tienen a su cargo la atención médica, psicológica, legal o social. Por lo tanto, es una de las actividades que vuelven más vulnerables a las personas que tienen a su cargo dicha tarea asistencial.
 El síndrome Burnout incluye cinco factores característicos
1. Predominan los síntomas disfóricos, y, sobre todo, el agotamiento emocional.
2. Destacan las alteraciones de conducta (conducta anormal del modelo asistencial o despersonalización de la relación con el cliente).
3. Se suelen dar síntomas físicos de estrés psicofisiológico, como cansancio hasta el agotamiento, malestar general, junto con técnicas reductoras de la ansiedad secundaria, como son las conductas adictivas, que, a su vez, median en deterioro de la calidad de vida.
4. Se trata de un síndrome clínico laboral que se produce por una inadecuada adaptación al trabajo, aunque se dé en individuos considerados presuntamente "normales".
5. Se manifiesta por un menor rendimiento laboral, y por vivencias de baja realización personal, de insuficiencia e ineficacia laboral, desmotivación y retirada organizacional.
¿Por que se produce?
Suele producirse por una sobrecarga de trabajo duradera (de más de 6 meses de duración) en profesionales que, en muchas ocasiones, han puesto unas expectativas y una dedicación excesiva en su trabajo. Entonces, parece ser, que para "quemarse" en un trabajo es necesario haber estado altamente involucrado en él y que se produzca una diferencia importante entre las expectativas individuales y la realidad de la vida laboral.
Los factores que parecen influir en la aparición del síndrome son los siguientes:
·         La edad se considera por que el profesional sería especialmente vulnerable al síndrome, en los primeros años de su carrera profesional dado que sería el periodo en el que se produce la transición de las expectativas idealistas hacia la practica cotidiana, aprendiéndose en este tiempo que tanto las recompensas personales, profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni las esperadas.
·         Según el sexo seria principalmente las mujeres el grupo más vulnerable, quizá este sea el caso de los docentes por razones diferentes como podrían ser la doble carga de trabajo que conlleva la práctica profesional y la tarea familiar así como la elección de determinadas especialidades profesionales que prolongarían el rol de mujer..
·         El estado civil, aunque se ha asociado el Síndrome más con las personas que no tienen pareja estable, tampoco hay un acuerdo unánime; parece que las personas solteras tienen mayor cansancio emocional, menor realización personal y mayor despersonalización, que aquellas otras que o bien están casadas o conviven con parejas estables. En este mismo orden la existencia o no de hijos hace que estas personas puedan ser más resistentes al síndrome, debido a la tendencia generalmente encontrada en los padres, a ser personas más maduras y estables, y la implicación con la familia y los hijos hace que tengan mayor capacidad para afrontar problemas personales y conflictos emocionales; y ser mas realistas con la ayuda del apoyo familiar.
·         El nivel de la necesidad emocional de las personas a las cuales se asiste. Mientras más intensas sean las demandas de esas personas y más alto su grado de dependencia del trabajo del especialista, mayor probabilidad de que aparezca el síndrome. A esto hay que agregarle las condiciones físicas y sociales del trabajo, generalmente poco jerarquizado, con escasos recursos y, adicionalmente, atacado por críticas externas.
¿Por qué se produce en los docentes?
Muy a menudo, el trabajo del profesor no se ve recompensado ni por el alumnado ni por instancias superiores. Esto provoca un cansancio emocional, al tiempo que la vocación del docente se ve frustrada, hasta el punto de sentirse totalmente desmotivado. El profesorado no recibe ninguna formación ni ninguna preparación psicológica para enfrentarse a la desmotivación del alumnado y a la falta de recursos para solucionar los problemas de grupo. De ahí que la impotencia para solucionar los conflictos cotidianos causen problemas psicológicos y tensión laboral. Además, las malas condiciones educativas y la falta de reconocimiento social de la tarea del docente afectan de manera determinante en el bienestar de los profesores.
Por otra parte, existe una relación directamente proporcional entre la calidad de la enseñanza y salud laboral del profesorado. Un ejemplo de ello es cómo afecta al profesorado el clima de convivencia en los centros educativos: resulta muy difícil gestionar la autoridad entre un alumnado con problemas de convivencia escolar. Si a ello se le añade la falta de recursos materiales, las condiciones del espacio físico, la salud personal, las condiciones medioambientales y la desmotivación del alumnado producen en el docente una sensación de presión y angustia difíciles de controlar.
 En general se pueden definir en los siguientes  puntos:
·         Las familias, con más frecuencia de la deseada, delegan en el colegio casi toda la responsabilidad educativa de sus hijos.
·         El trabajo de los profesores no es valorado en su justa medida por la sociedad.
·         Los alumnos ya no quieren aprender.
·         Las condiciones de trabajo son cada vez peores.
·         Poca disponibilidad de recursos.
·         Horarios demasiado extensos.
·         Muchos alumnos por clase, lo que hace más difícil la tarea de enseñar.
·         Insatisfacción laboral.
·         Mala convivencia en el aula.
·         Poca autonomía para tomar decisiones.
Síntomas
El síndrome se manifiesta en los siguientes aspectos:
A. Psicosomáticos: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, difonía, etc.
A continuación se presentan los síntomas más comunes de este tipo que afectan a los educadores, ordenados en una escala de 1 a 5 según su reiteración e intensidad.
·Disfonías y problemas de garganta
· Estrés
· Depresión
· Fatiga psíquica
· Dolores musculares
· Irritación ocular
· El insomnio
· Úlceras digestivas
· Cardiopatías e hipertensión
· Trastornos circulatorios
· Neurosis y psicosis
· Los miedos y las ideas irracionales
· Problemas de piel e intoxicaciones
 B. Conductuales: absentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol, fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas. Esto se traduce en reiteradas faltas del docente a su lugar de trabajo por que simplemente ya no tiene ganas, encuentra todo un sinsentido continuo del cual no halla salida, comienza a ingerir diversos tipos de drogas ya sea estimulantes para sentir un recargo de su fuerzas o calmantes para sentir una sensación de alivio.
C. Emocionales: distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de concentración, sentimientos depresivos. Esto conlleva a que los profesores no se conecten con los alumnos, no se relacionan con ellos, no les demuestran su confianza, durante las clases presentan claros síntomas de aburrimiento, frustración, apatía, se pierden las ganas de enseñar y se hace como un acto reflejo mecanizado, con el solo fin de terminar la jornada sin “explotar” y así poder pasar al próximo día lo cual con el tiempo agrava los síntomas anteriores ya que las clases comienzan a ser cada vez más monótonas y frustrantes para el docente.
Procesos del síndrome
El cansancio o agotamiento emocional constituye la primera fase del proceso, caracterizado por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el trabajo realizado y el cansancio experimentado. En esta etapa las personas se vuelven más irritables, aparece la queja constante por la cantidad de trabajo realizado y se pierde la capacidad de disfrutar de las tareas. Desde una mirada externa, se las empieza a percibir como personas permanentemente insatisfechas, quejosas e irritables.
La despersonalización es un modo de responder a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas que padecen el Síndrome de Burnout muestran una fachada hiperactiva que incrementa su sensación de agotamiento y, en esta fase, alternan la depresión y la hostilidad hacia el medio.
El abandono de la realización personal es la tercera fase del proceso y consiste en el progresivo retiro de todas las actividades que no sean laborales vinculadas con las actividades que generaron el estrés crónico. En esta etapa hay pérdida de ideales y, fundamentalmente, un creciente apartamiento de actividades familiares, sociales y recreativas, creando una especie de auto reclusión.
Modos de prevención y de disminución
Desde el punto de vista psicológico, para evitar que un trabajo nos queme ha de reunir una serie de características: que sea motivador, que no sea repetitivo y que exista cierto reconocimiento de nuestra labor. Por desgracia, en la enseñanza en raras ocasiones se dan estas condiciones. Sin embargo existen variadas soluciones para aminorar el síndrome pero lo más importante es que el profesional asuma su problema y quiera solucionarlo. A nivel personal, existen estrategias que pueden evitar o prevenir el síndrome del quemado:
1) No sobrecargarse de tareas y menos si no forman parte de las tareas habituales.
2) Utilizar los canales de comunicación que haya en la empresa: departamento de recursos humanos, correo interno, sistema de sugerencias... para informar a los superiores de las preocupaciones que nos inquietan. También se puede hablar con personas de confianza que tengan influencia y puedan solucionar la situación de angustia.
3) Averiguar si otras personas han pasado por la misma situación y preguntarles cómo lo solucionaron.
4) Delimitar las funciones: pedir que se organicen reuniones periódicas en las que todos puedan dar su opinión sobre su propio trabajo, clarificar en qué ámbitos es responsable cada uno y cuántas tareas puede asumir sin llegar a desbordarse.
5) Aprender a controlar las emociones: no enfadarse cuando se crea que se está cometiendo una injusticia con uno. Hay que intentar exponer las quejas con explicaciones basadas en hechos concretos y proponiendo soluciones. Es importante que cuando se exponga un problema se demuestre que no afecta solamente a uno mismo, sino a todo el equipo.
6) En el momento de presión hay que saber pedir ayuda: algunas personas se queman cuando se les exige asumir tareas para las que no se está preparado. Para evitarlo se puede pedir un curso de formación o buscar la ayuda de un compañero más experimentado.
Muchas de estas técnicas dependen del entorno de trabajo donde se esté trabajando y algunas situaciones serán insalvables, pero lo que hay que tener claro es que el estrés tiene que ver con la respuesta personal ante la vida y el trabajo. Los frecuentes cambios en el entorno laboral actual nos exigen una gran capacidad de adaptación y la reacción que tengamos ante ellos puede ser decisiva para superarlos o no. Por lo tanto, la actitud que tiene el individuo es fundamental para la solución.

Métodos de prevención y de disminución en docentes
1) Llevar una vida sana, con una nutrición equilibrada, durmiendo un número de horas suficiente y haciendo ejercicio físico con regularidad. Hay que procurar no abusar del café, tabaco, alcohol y otros estimulantes.
2) Adoptar una actitud psicológica adecuada. Es importante conocerse a sí mismo y ser capaz de valorar hasta dónde se puede llegar, sin excederse y sin quedar por encima ni por debajo de las propias posibilidades. Conviene ser realistas en cuanto a las expectativas que se tienen de alumnos.
3) Mantener unas relaciones interpersonales satisfactorias, favoreciendo un ambiente de trabajo agradable, compartiendo emociones y sentimientos con los compañeros.
4) Dedicar una parte de la jornada al tiempo libre. No es tan importante disponer de mucho tiempo libre cuanto que el que se tiene (por poco que sea) lo disfruten.
En conclusión, el Burnout resulta de una discrepancia entre las expectativas e ideales individuales, y la dura realidad de la vida cotidiana. El proceso de burning-out puede ser visto conscientemente por la persona afectada, o bien puede mantenerse no reconocido durante mucho tiempo. Poco a poco, la persona se va sintiendo afectada, y va cambiando sus actitudes hacia el trabajo y hacia las personas con las que trabaja, hasta que el proceso termina. Puede sentirlo a nivel emocional como una activación excesiva, por sus síntomas o por su conducta en el trabajo. La técnica formal o estilo que utiliza cada persona para afrontar estas señales de alarma va a ser crucial para que se desarrolle o no el Burnout, para que resulte un rendimiento eficaz y satisfactorio, o bien deterioro, insatisfacción y Burnout. No obstante, es preciso reconocer que no hay ninguna estrategia de afrontamiento que sea válida de forma universal, por lo tanto, la persona que posee este síndrome debe ser vista por un médico y así determinar el tratamiento, no obstante el primer paso para poder sanar es el reconocimiento de la enfermedad y tener ánimo para seguir adelante.



viernes, 25 de febrero de 2011

EL ESTRES DOCENTE



Cada vez es mayor el número de profesores que admiten padecer o haber padecido estrés como consecuencia de su trabajo en las aulas. Ante la afirmación, el resto de profesionales suelen tener un mismo pensamiento: “¿Y quién no tiene estrés en su trabajo si todos estamos sometidos a unas condiciones de precariedad terribles, dedicamos más de 40 horas semanales y vivimos bajo una presión continua? ¿Por qué parece que los decentes sean los únicos que padecen este mal?”
En gran parte se les da mayor importancia porque de ellos depende el futuro de la sociedad. Los profesores son los que enseñan a los jóvenes que mañana tendrán que hacer que funcione un mundo, por eso preocupa especialmente su salud. Además, el estrés laboral en las aulas es un fenómeno que va in crescendo en los últimos años y la principal razón es el comportamiento de los escolares.

El aumento de la presión sobre la actividad docente, así como la necesidad de adaptación constante a las necesidades específicas de cada uno de los alumnos, tienen un impacto evidente sobre la salud de los docentes que llegan al extremo de provocar trastornos tanto físicos como psíquicos.
El estrés es uno de los factores resultantes de esa presión que afecta a la salud y a la calidad de vida de los docentes y a la de las organizaciones educativas en la que éstos se integran. Las consecuencias del estrés pueden manifestarse en un deterioro psíquico y físico de los docentes, que a la vez repercutirá en las organizaciones educativas en forma de absentismo laboral, abandonos de la profesión, disminución en el rendimiento, pérdida de la calidad docente.

El estrés en los docentes surge como consecuencia de las múltiples y diversas demandas que recibe y, también, de las responsabilidades derivadas de su trabajo diario. En el día a día de la actividad docente hay actualmente una excesiva variedad de tareas por asumir que favorecen tanto la incapacidad para delegar en otros como la incapacidad para establecer prioridades en la larga lista de cosas a hacer. Si a todo ésto le añadimos la falta de tiempo para poder hacer revisiones de lo ya hecho vemos como el desempeño y rendimiento del trabajo se resienten. Y reconozcamos también que no siempre la actividad docente disfruta de unos espacios con condiciones adecuadas, o con una correcta distribución del tiempo. Así pues, no es de extrañar que nos encontremos con un bajo nivel de satisfacción en un sector más o menos amplio de nuestros docentes.
Todo ello nos lleva al estrés con sus correspondientes alteraciones en la salud mental y física. Es cuando aparecen la ansiedad, la irritabilidad, la disminución en la capacidad de procesar la información, la incapacidad para tomar decisiones, los cambios en el comportamiento, variaciones en el estado anímico, los trastornos del sueño y los de adaptación. Estos síntomas llevados al extremo provocan la aparición de crisis depresivas que pueden conducir, incluso, al deseo de querer suicidarse. Cuando ésto se manifiesta en los docentes, es cuando la organización educativa también se resiente en su quehacer diario pues sufre las consecuencias en forma de absentismo laboral, de fallos en la comunicación, del deterioro de las relaciones con los otros compañeros y con las familias.

PRINCIPALES PROBLEMAS A LOS QUE SE ENFRENTA EL DOCENTE
Los retos docentes de hoy en día se encuentran centrados en dar una respuesta adecuada a la diversidad, conseguir una educación centrada en el alumno y sus necesidades sociales, intentando mantener una buena eficacia docente. En ocasiones, la conjunción de todos estos factores sobrepasan al docente.

CAUSAS DEL ESTRÉS DOCENTE
En la cotidianeidad, el profesor se ve obligado a mantener la atención del alumno; ha de responder inmediatamente a preguntas, a veces impertinentes, o actitudes agresivas de alumnos; ha de estar alerta y manifestar actitudes dialogantes ante situaciones de conflicto con los padres u otros compañeros, y mantener un nivel adecuado de eficacia docente.
Las fuentes de estrés en los centros educativos son muchas, diversas y con efecto acumulativo:
ü  Falta de colaboración de las familias
ü  Diversidad de necesidades educativas
ü  Problemas de disciplina de los alumnos
ü  Falta de motivación y de interés
ü  Falta de reconocimiento social
ü  Escasez de recursos materiales, espaciales y personales
ü  Escasa promoción del profesorado
ü  Innovaciones educativas sin formación previa
   Conflictos entre compañeros
ü  Implantación de las nuevas tecnologías
ü  Etc.
 De entre todas las causas, se pueden destacar: el estar pendiente del comportamiento de los alumnos, intentar captar su atención y controlar su comportamiento, tratar con la diversidad de necesidades educativas de un grupo clase, intentar motivar a los alumnos en el estudio, afrontar a los alumnos indisciplinados, superar los conflictos entre compañeros y tratar con los padres.
" El estrés docente surge al producirse un desequilibrio entre los objetivos pedagógicos que se pretenden y los recursos, tanto personales, materiales u organizativos, de que se dispone"





martes, 22 de febrero de 2011

EL TEST DE LA FIGURA HUMANA




Es un test gráfico que consiste en la realización de un dibujo de la figura humana completa, en una hoja tamaño carta y a lápiz. Este dibujo permite analizar especialmente aspectos de la personalidad del sujeto en relación a su autoconcepto, a su imagen corporal y su estado emocional actual. Es de fácil aplicación y permite hacerlo en grupos sin límites de tiempo, lo cual facilita el desempeño de los niños en la prueba.
El dibujo de una persona ofrece un medio natural de expresión de las necesidades y conflictos de su cuerpo. Así, la figura dibujada es la persona y el papel en el cual dibuja representaría el medio ambiente.
Cada vez que un sujeto grafica una persona está haciendo una proyección de su propio Yo, en el que confluyen:
• Experiencias personales y sus representaciones psíquicas.
• Imágenes de estereotipo social y cultural que tienen un mayor o menor peso para el sujeto.
• Aceptación o no de su etapa vital
• Identificación y asunción del propio sexo.
• El grado de estabilidad y dominio de sí mismo.
• La figura graficada debe asemejarse en sus atributos e imagen al sujeto mismo, es como que ante ella deberíamos poder decir, es igual a el/ella.
Secuencia: El orden esperable a observar en la realización de la figura humana por el sujeto deberá ser el siguiente: contorno de cabeza, facciones del rostro (ojos, nariz boca etc.), cuello, hombros, tronco, brazos, manos, extremidades inferiores y pies.
Cualquier cambio en la secuencia indicará alguna perturbación psicológica u orgánica de menor a mayor conflicto que habrá que diagnosticar con el resto del análisis y demás técnicas.

La proyección en el dibujo de la figura humana
Los métodos proyectivos permiten explorar las motivaciones internas del individuo que de otras formas no podrían expresarse, ponen al descubierto determinantes profundas y quizá inconscientes de la expresión de la personalidad, que difícilmente se manifestarían en la comunicación directa. Sin duda se puede dar por sentado que toda actividad creadora lleva el sello específico de los conflictos y necesidades que ejercen presión sobre el individuo que crea. La actividad despertada en respuesta a la expresión “dibuje una persona” es realmente una experiencia creadora según lo atestiguará el individuo que dibuja. La experiencia vasta y concentrada en dibujos de la figura humana indica una conexión íntima entre la figura dibujada y la personalidad del individuo que hace el dibujo.
“Cuando un individuo intenta resolver el problema contenido en la orden "dibuje una persona", se ve obligado a dibujar partiendo de algunas fuentes. Las figuras externas son demasiado variadas en sus atributos corporales y no se prestan por sí mismas para una representación espontánea, total y objetiva de una persona. En algún momento entra en un proceso de selección que implica identificación a través de la proyección y la introyección. El individuo debe dibujar conscientemente y sin duda inconscientemente, sobre su sistema total de valores psíquicos. El cuerpo, o el yo, es el punto de referencia más familiar en cualquier actividad. En el curso del desarrollo, hemos llegado a asociar las varias sensaciones, percepciones y emociones a ciertos órganos corporales. Esta asociación a los órganos corporales, a la percepción de la imagen del cuerpo conforme ésta se ha desarrollado de la experiencia personal, de algún modo debe guiar al individuo que dibuja en la estructura específica y el contenido de su hechura de una "persona". Por consiguiente, el dibujo de una persona, al implicar una proyección de la imagen del cuerpo, proporciona un vehículo natural para la expresión de las necesidades y conflictos de nuestro propio cuerpo. La interpretación afortunada del dibujo se ha adelantado sobre la hipótesis de que la figura dibujada de relaciona con el individuo que dibuja con la misma intimidad característica del porte de ese individuo, de su escritura o de cualesquiera otros de sus movimientos expresivos.
La interpretación
Cuando a un individuo se le pide que dibuje una persona completa, este se no escapa a los impulsos, ansiedades, conflictos y compensaciones característicos de ese individuo. De alguna manera, la figura dibujada es la persona, y la hoja corresponde al medio ambiente. Dibujar la figura humana es para el sujeto una situación que implica la proyección de sí mismo en el conjunto de los significados y actitudes del cuerpo que han llegado a quedar representados en la imagen de éste. En esta medida, se podría decir que la figura dibujada es una presentación del sujeto que dibuja.
El tamaño de la figura, el sitio en que se la ubica en la hoja, la rapidez del movimiento gráfico, la presión, la firmeza y la variabilidad del trazo empleado, la sucesión de las partes dibujadas, el porte, el uso del fondo o de los efectos de la base, la extensión de los brazos hacia el cuerpo o en dirección opuesta, la espontaneidad o la rigidez, si la figura está dibujada de perfil o de frente, todo esto hace parte de la presentación del sujeto. En el análisis también se da importancia a otros aspectos como: las proporciones de las partes del cuerpo, los rasgos incompletos, los detalles, los refuerzos, los borrones y cambios de líneas, el grado de simetría, la representación de la línea media y, sobre todo, la disposición de ánimo expresada en la cara o en la postura del dibujo.
La cabeza
Machover plantea que la cabeza es el centro importante de la localización del propio "yo". Generalmente se hace énfasis en las cabezas, excepto en los dibujos de los individuos neuróticos, deprimidos o socialmente retraídos. La cabeza es esencialmente el centro del poder intelectual, del dominio social y del control de los impulsos corporales. Es la única parte del cuerpo que está expuesta a la vista y, de esta forma, envuelta en las relaciones sociales.
La cara
Es la parte más expresiva del cuerpo, el centro más importante de la comunicación. La cabeza o la cara son las partes que se acepta dibujar de mejor gana y, subjetivamente, las más fáciles, y en los dibujos más toscos, a menudo las representadas con mejor habilidad. Los sujetos de todas las edades frecuentemente presentan la cara (o la cabeza) como el dibujo completo de una persona, en tanto que el tronco o cualquier otra parte de la figura, nunca es considerada en sí como representación de una persona. Los sujetos que dibujan la cabeza como rasgo último de su figura muestran trastornos de las relaciones interpersonales. La cara puede considerarse como el rasgo social del dibujo.
La boca
Esta aparece en los dibujos de los niños casi tan pronto como la cabeza. La boca, a semejanza de los otros rasgos faciales, ofrece un vasto campo para la proyección del dibujo. El énfasis en la boca puede expresarse mediante su omisión, refuerzo, tamaño especial, forma particular, sombreado, borrones o colocación fuera de sitio. El énfasis oral se nota en los dibujos de niños de poca edad, y en los individuos primitivos, regresivos, alcohólicos y deprimidos. Puesto que a menudo la boca es la fuente de satisfacción sensual y erótica, ella se destaca notablemente en los dibujos de individuos con dificultades sexuales.
Los ojos
Una parte considerable de la función de comunicación social que se atribuye a la cabeza se halla concentrada en los ojos del individuo. El ojo no solamente ha sido considerado como la "ventana del alma", que revela la vida interior del individuo, sino también como órgano básico para el contacto con el mundo exterior. "Ver para creer" es solo uno de los numerosos dichos que atestiguan la función central del ojo en la aceptación o el rechazo del mundo que nos rodea. Los ojos son el punto principal de concentración del senti-miento del "yo" y de su vulnerabilidad.
El cuello
Estructuralmente el cuello es el nexo entre el cuerpo y la cabeza. La representación de conflicto en el cuello que implica la falta de coordinación entre el impulso y el control racional, aparece en muchos dibujos, ya que el equilibrio entre la expresión de la individualidad y las restricciones impuestas por la sociedad es especialmente precario en un medio cultural contradictorio y complejo. La omisión del cuello se considera como un factor de inmadurez en los dibujos de los niños, de adultos deficientes e individuos regresivos.
Los rasgos del contacto
Forjamos nuestra imagen del "yo" debido a nuestros impulsos, nuestra conducta y la realidad que nos rodea; y la representación de la imagen del cuerpo en los dibujos tiende
a provocar la expresión gráfica de cualquier conflicto que pudiera experimentarse en cual-quiera de estas esferas. La imagen del cuerpo cambia con las enfermedades físicas y mentales, con las frustraciones y las alteraciones de la adaptación. La organización de toda la estructura corporal se desarrolla paulatinamente con el enriquecimiento e interiorización de la experiencia. La representación más universalmente detallada y hábil de la cabeza en relación con el cuerpo, en los dibujos de niños de poca edad y de indi-viduos degenerados, tiende a confirmar la lentitud con que se forja la imagen del cuerpo y la vulnerabilidad del mismo frente a las enfermedades mentales, los conflictos o la desorganización de la personalidad. El movimiento y el contado con el mundo exterior unifican la imagen del cuerpo.
Los brazos y las manos
Funcionalmente considerados, los brazos y las manos están cargados de significados psicológicos que se refieren primordialmente a la evolución del ego y a la adaptación social. Con los brazos y las manos nos alimentamos, nos vestimos, realizamos nuestros oficios, exploramos nuestro cuerpo y nos ponemos en contacto con las personas que nos rodean. Teniendo en cuenta estas implicaciones de mucho alcance en cuanto al papel de los brazos y las manos, no es de extrañar que tantos sujetos tengan dificultades en la proyección de tales partes en los dibujos. El rasgo más comúnmente omitido son las manos, siguiéndole, en orden, los pies. Si se dibujan las manos, a menudo pueden aparecer con imprecisión, o borrosas (falta de confianza en los contactos sociales, en la productividad o en ambas cosas), sugiriendo culpabilidad respecto a impulsos agresivos o a actividades de masturbación, las manos pueden aparecer fuertemente sombreadas.
La dirección de la colocación del brazo se considera de gran importancia para determinar el contacto del individuo con el medio ambiente.
Los dedos son muy importantes en el patrón que de la experiencia deriva una persona. Son los puntos reales de contacto, de suerte que, por ejemplo, sus huellas más que cualquiera otra parte determinada del cuerpo se utiliza para la identificación. Los dedos de las manos son tan importantes que cada uno de ellos tiene un nombre. También tienen importancia en el proceso de contar. Se destacan como proyecciones que generalmente están a la vista; son flexibles e instrumentos de manipulación.
Las piernas y los pies
Ya se ha mencionado que las piernas, y especialmente los pies, son fuentes de conflictos y dificultades en muchos dibujos. Examinando estas partes del cuerpo por su significado funcional, podemos comprender por qué, literalmente interpretada, la inseguridad en los pies se muestra en la mayoría de los dibujos con problemas. Además de la capacidad para el contacto, que las piernas y los pies comparten con los brazos y las manos, todos ellos conllevan la responsabilidad adicional de sostener y balancear el cuerpo propiamente dicho y de hacer posible la locomoción del mismo.
El tronco
A menudo el tronco se reduce a una simple unidad oblonga, cuadrada o circular. La figura redonda se ha asociado a los dibujos menos agresivos, menos desarrollados y más femeninos, en tanto que la figura que incluye ángulos se considera más masculina, conforme a los principios del movimiento expresivo que conciernen a toda clase de
proyecciones creativas.
Es la sede o asiento principal de los estados emocionales y de los impulsos que experimenta el sujeto.
Desde lo real es el gran coordinador de nuestro esquema corporal en tanto a él vienen a insertarse las demás partes que conforman el cuerpo físico, tales como el cuello, brazos y manos, la zona pélvica y las piernas. A la vez, en el tronco descansan la mayoría de nuestros órganos vitales, tales como el corazón, los pulmones, nuestro sistema digestivo; psicológicamente se trata de la sede o núcleo de nuestras emociones y lugar de intercambio con el exterior (pulmones).
 Los hombros
El ancho y la solidez de los hombros se consideran la expresión gráfica más común de la fuerza física y de la perfección del cuerpo. En los dibujos de varones los hombros sólidos, relievados a expensas de otras partes de la figura, se observan en los adolescentes y con frecuencia en los individuos sexualmente ambivalentes a manera de super-compensación por los sentimientos de insuficiencia corporal. De la mujer que dibuja la figura de su propio sexo con hombros poderosos puede sospecharse que posee cierto grado de protesta masculina, si tal interpretación se corrobora.
Aspectos formales y estructurales
Tema
Comprobar si la figura dibujada es un estereotipo, una persona específica o una imagen de sí mismo.
Tamaño y colocación
Si está a la derecha es que se halla orientado por el entorno, indica que está del lado del futuro.
Si está a la izquierda, es que se halla orientado por si mismo. Indica que está del lado del pasado.
En la parte alta del dibujo se relaciona con el optimismo. Indica que está del lado de los ideales.
En la parte baja indica depresión. Abajo primitivo lo materno.
El tipo de línea
Las áreas de conflicto suelen destacarse por un cambio brusco de la línea.
La línea confusa la dan los individuos tímidos o inseguros y dicha línea es frecuentemente fragmentada.
El contorno de la cabeza dibujado con una línea fuerte y con rasgos confusos demuestra un fuerte deseo de participación social y timidez ante ello.
Sombreado
El sombreado se considera como una expresión de ansiedad. Sombrear con vigor puede sugerir agresividad y/o ocultamiento.
Borrones
Los borrones pueden ser considerados como una expresión de ansiedad. Al borrar por lo regular en vez de mejorase el dibujo se empeora, confirmándose así que borrar es un índice de conflicto.
Indicadores Emocionales
Para Koppitz los Indicadores Emocionales (IE) son signos clínicos que reflejan actitudes y características subyacentes de los niños en el momento de realizar sus DFH. Los IE revelan sentimientos y preocupaciones iguales o similares, y una misma actitud puede ser expresada por diversos IE. Señala que la presencia de dos o más indicadores emocionales es altamente sugestiva de problemas emocionales y relaciones personales insatisfactorias.
Además los define como aquellos signos objetivos que no están relacionados con la edad y maduración del niño, sino que reflejan sus ansiedades, preocupaciones y actitudes. Así mismo señala que un indicador emocional es definido aquí como un signo en el DFH que puede cumplir tres criterios siguientes:
Debe tener validez clínica, es decir, debe poder diferenciar entre los DFH de niños con problemas emocionales de los que no los tienen.
Debe ser inusual y darse con escasa frecuencia en los DFH de los niños normales que no son pacientes psiquiátricos, es decir, el signo debe estar presente en menos del 16 por ciento de los niños en un nivel de edad dado.
No debe estar relacionado con la edad y la maduración, es decir, su frecuencia de ocurrencia en los protocolos no debe aumentar solamente sobre la base del crecimiento cronológico del niño.

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